domingo, 23 de noviembre de 2008

La estética de la tristeza

No soy una intelectual, escribo con el cuerpo (Agustina Roca).

Ética o estética. Lo bueno, lo bello, lo transparente. Lo que se quedó en casa, lo que no nos pertenece, lo que no vale la pena recordar. Lo que no es visible ni invisible sino cristalino. Lo primario, lo secundario, lo bonito. Tu sonrisa, tu vestido, tú. La sombra, la sombra que está en ti, todo lo demás. Las lecturas, el café de la mañana, el cambio de residencia. Lo que sí está, lo que no se ve, lo que se escucha. Lo que me gustaría, lo que no puedo, lo que me dijeron. Lo que me parece a mí, lo que está en otra parte, ese camino que conduce a la tristeza. El peligro, el esfuerzo, la visita. La otra calle, la peor comida, la misma historia. Lo que siento cuando pienso en algo. Lo que quiero cuando me quedo callado. Lo que era hasta hace un momento. La religión, la historia del universo, el pan del desayuno. Un hombre, una mujer, los dos sentados en el bus. Lo que no nos merecemos, la canción que acompaña, el desasosiego.

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