sábado, 11 de mayo de 2013

El cielo que dejaste

Como pretendo tu recuerdo, te quiero imaginar en el soplo de la montaña benéfica que te embellece y te reproduce.
Porque los tiempos son difíciles, te entrego lo que queda de este espacio que nos vio muchas veces ocupados y vulnerables.
De este lado están mis malabares y la improvisada malversación de sueños que convirtieron tus canciones en esperas.
Ya sé que vi tus ojos, retraté tu piel, amé tus silencios, celebré el verano y no te traté bien.
No voy a negar tu bondadosa mirada de los días, mi acostumbrada ignorancia de lo humano ni el origen de la risa que siempre nos alentó.
Te quedarás con la idea de un perturbado asesino que marchitó cada una de las hojas que caían cuando tú venías.
Viviré por ti, en mi contemplativa y conocida desocupación, en el azul, en el oriente cuando se va el sol, en las luces que nunca se apagan y en el cielo que dejaste.

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