lunes, 1 de octubre de 2012

Cuando estabas conmigo

A Eleonora Mutis


Debo abandonar el sitio que ocupé bajo el dominio de tu ventana
recuperar el aire porque también se pueden olvidar el ensueño, el asalto y la valentía.
Voy a catalogar mi persuasión, tu deja que llueva y nuestro encuentro imaginario.
Dejaré de leer, por unos días, los nombres que le puse al cielo, a las urgencias y a los abrazos.
Haré la  sustracción para quedarme a ver cómo se van los dones, el ímpetu y el encantamiento.
Notable como los que nada tienen, administraré la rabia y el desconsuelo en los caminos que empiezan y no siempre llegan.

Tu visita breve me dejó los espejismos, la anarquía y cada palabra dicha.
Se van tus manos extendidas, la prueba de tu sonrisa y el momento de tu enojo.
Olvidaste un par de cosas que muy pronto recogeré del piso.
Nunca sabré por qué bailabas, en qué soñabas y dónde estabas
cuando estabas conmigo.

No pienso reconocer que dejaste sembrada la tristeza.
No voy a modificar mi manera de ser y de tener.
No tengo motivos para buscar el pánico en las calles.
Voy a olvidarte cuando quiera.
Voy a formular otra vez el infinito.
Voy a permitir que circule mi versión.
Voy a evitar que se publique alguna pregunta.

¿Por qué no agradeciste el tiempo?
¿Por qué me sacaste el alma?
¿Por qué re-dirigiste la mirada?
¿Por qué creíste que me podía quedar?

El silencio terminó,
estás conforme
y distraída.
Debes alejarte.
Pero no debes sorprenderte
si un día descubres
que no apareces en la foto.

Olvidar es cambiar de idea.
Caminar es perder un sueño.
Esperar es inventar el tiempo.

Nunca se regresa totalmente
nada desaparece plenamente.
nadie se ofrece absolutamente,
cuántas veces lo hemos hablado...

Voy a dejar de ver la simultaneidad,
tu gato, los espejos, la distancia,
el reflejo, la paciencia, los colores
la luna, las verdades y tus ojos.

Quiero olvidar las reglas
sentarme  a esperar el final
y creer que todo se ve bien.

Tú: la diferencia entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace.
El viento: la necesidad de quedarse quieto para no hacerse daño.
Las cosas: la música, el aire, los despertares, el viaje, la película...
Mañana: algo que escucho cuando me estoy acercando.

Voy a pensar en ti antes de irme:
un papel que flota en el agua,
un conteo que ya termina,
todos los días con sus horas.

Ninguna espera se parece a otra espera.
El dolor es infame e impide el sueño.
Para querer también se necesita el tiempo.

5 comentarios:

La Mona dijo...

Sobre todo eso... "para querer se necesita tiempo".
Deja que todo transcurra, que sea duración pura, como la cucharada de azúcar en el agua sin revolver. Verás que luego será agua dulce.

SANDRAVILLEGAS dijo...

Qúe intenso...qué pasión con la que escribes! dejas en cada palabra tu corazón!
Cómo producimos cuando inventamos el tiempo!

Ariana dijo...

Me encantó. Me arrastraste a sentir la tristeza también, fue inevitable. Me sentí víctima pero por ser mujer, también culpable. Simplemente, hermoso.

Germán Sánchez Pardo dijo...

Gracias Ariana, por tus palabras y tu interés. Eres bienvenida y estaré pendiente de tus próximos poemas. Un abrazo.

Julideva dijo...

Es hermoso, me gusto mucho.