lunes, 17 de octubre de 2011

La belleza

                                                                        Foto: Oliver Daaram



















Platón. Las cosas bellas comprometen la noción de proporción, factor matemáticamente comprobable. La obra de arte, como encarnadora de belleza, lo es en la medida de su relación con una forma. La locura (manía) del artista radica en una divinidad que le inspira lo verdadero. El arte es una apariencia que imita la personalidad moral del alma y se debe juzgar por su semejanza con lo real.
Aristóteles. La tragedia es la imitación de los hechos que provocan miedo o compasión y hace posible la catarsis de las emociones. La palabra compasión proviene del griego simphatia (simpatía) que a su vez significa sufrir con... o sufrir juntos.
Los estoicos. El texto poético puede alegorizar la verdadera filosofía.
Plotino. La belleza es o depende de la simetría. Los caminos de la verdad son la música, el amor y la metafísica.
San Agustín. La existencia de cosas individuales origina la proporción, la medida y el número: "Examina la belleza de la forma corporal, y encontrarás que todas las cosas están en su sitio debido al número".
Santo Tomás. La belleza incluye tres condiciones: la perfección, la armonía y la claridad.
Leon Battista Alberti. El pintor ha de ser un científico para seguir las leyes de la naturaleza y representar las acciones humanas.
Shaftesbury. Lo sublime es una cualidad estética diferente a la belleza.
Francis Hutcheson. El sentido de la belleza no responde a un jucio intelectual ni es el resultado de una asociación de ideas. La belleza se percibe por el efecto de una "mezcla adecuada de uniformidad y variedad".
Edmund Burke. La belleza es el amor sin deseo. La sublimidad es el asombro sin peligro real.
Kant. En el encuentro con lo sublime la imaginación fracasa al intentar abarcarlo todo. En ese  momento el hombre hace conciencia de la supremacía que ejerce la razón, cuyas ideas alcanzan la totalidad infinita.
Nietzche. En el arte predomina el espíritu dionisíaco (gozosa aceptacìón de la existencia). La tragedia tiene por objeto, lejos de poner de manifiesto la inevitabilidad del sufrimiento, afirmar la vida con todas sus afliccciones.

La belleza es una experiencia convocada, ejecutada y acabada en el silencio.  Hace unos años, en lo alto del cerro Pionono, con la convicción del amor como único camino, en el cielo azul identifiqué con precisión, la alegría de estar ahí y no quererme ir.

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