jueves, 26 de mayo de 2011

Camino salvaje




Estuve viendo Camino salvaje, la película de Sean Penn que no ganó el Oscar en el 2007. Debo decir que además de conmoverme y dejarme tirado, no me puso a pensar. Eso me gustó. Es la historia de un proyecto de libertad e independencia en el contexto de un mundo primitivo y solitario. Un joven recién graduado emprende un viaje sin retorno en busca de la verdad original que habita en la montaña, más exactamente en Alaska y en su corazón. Compromete así una aventura desigual y desafiante que desborda la realidad en la que los personajes, en particular su protagonista, representan de manera magistral lo que se tiene, lo que se pierde, lo que se sueña y una escala de valores expuesta en la que todo lo que rodea al hombre tiene un precio relativo. Un padre alterado que reproduce el dolor, una madre inmóvil bajo la tormenta del abandono y un hijo desencantado que, aún estando a tiempo, recoge lo que no tiene y elige su camino para configurar más el cuadro de un encuentro que el melodrama moderno de la evasión. Triunfa en todo momento el primer plano de la vida, la respuesta elemental a las preguntas elaboradas, la obstinación, la ética, el orden del cosmos, la confianza y la imponencia de la naturaleza que incluye el peldaño de la muerte. La literatura y una bitácora de viaje son la escenografía intelectual e intimista de este drama que puede ser útil si se trata de intentar entender por qué estamos de este lado y no del otro, aunque deseemos lo contrario.

Cristopher Mc Candless, el protagonista, deja un diario que aporta significativamente a la definición del personaje:



Lo importante en la vida no es ser fuerte, sino sentirte fuerte,
hallarte por lo
menos una vez en el estado primitivo del ser humano,
enfrentarte a la piedra
ciega y sorda, sin que nadie te ayude, solo la
cabeza y las
manos.

Si aceptamos que la vida humana se rige por la
razón,
la posibilidad de vivir queda destruída.

El éxito profesional
es un
invento del siglo XX.

Cuando perdonamos amamos y cuando amamos
la
luz de dios nos ilumina.

La felicidad solo es real cuando se
comparte.

Antes que el amor, el dinero, la fe, la fama y la
justicia, dadme la verdad.

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