jueves, 1 de abril de 2010

Puedo vivir sólo de palabras

Puedo reconocer la mano que busca la puerta del sitio donde me escondo, el pan con uvas que me alimenta, el dinero que cambio por cosas vanas y las manos de criaturas que apenas conozco. Después de todas las vueltas que da la vida, ahora que los años pasan más de prisa, me encuentro convertido en un hombre distraído que no se aleja mucho de la casa. Camino siempre en círculos, repito las mismas bebidas, recurro a las mismas conversaciones y persisto en buscar lo que no existe. No estoy solo en esto. Me acompañan seres sin nombre que reconozco en el supermercado y que caminan mirando el piso, como yo. No soy impasible, no creo en la paz del mundo, no me hago muchas preguntas, prefiero dormir de día, tengo pendiente un postergable viaje interior, algunas veces me da miedo levantarme, me paraliza el silencio, persigo todos los días el amor, entrego todo a quien decide sentarse al lado mío, no ahorro para el futuro, prefiero viajar en taxi, puedo vivir sólo de palabras y no comparto la indolencia.

1 comentario:

La Mona dijo...

Las palabras crean nuestro mundo. ¿Decidimos las palabras que usamos o ellas se han apropiado de nosotros de tal forma que solo podemos ser lo que decimos? Creo que las palabras son más que un vestido que nos ponemos encima, son la piel y los ojos, la boca y los oídos y la nariz para acercarnos a lo que está por fuera de nosotros.
Las palabras son vida, a veces es bonito (y triste) recordar palabras amadas que aún resuenan pero ya no significan.