domingo, 18 de octubre de 2009

Una mirada


Foto: GermánSánchez Pardo


La idea que tanto me atrae es algo parecido a tomar fotografías como si fuera el ejercicio de una reverencia. El concepto no es mío, pero se aplica cuando se miran las cosas con respeto y emoción (incluyo las palabras y los rostros de los hombres). Seguiré caminando (torpemente) y mirando con devoción; no para observar ( sé que nada que sé y que nada he aprendido), sino porque ya no tengo la menor duda sobre el sentido de mis pasos (a veces en círculo, a veces en reversa). Esto es, quedarme, porque no me canso de mirarlo todo... asombrado y silencioso, repitiendo la cara del niño que por primera vez recibe un regalo. Voy a permanecer en la última fila del teatro, cuando todo termina y ya nadie está en el escenario.
Hace 99 días que nada escribo. El mundo, según Paul Morand, es un libro del cual no se ha leído más que la primera página. Sigo pensando, (ahora que mi tiempo de vida se acerca a la traslación 48) que la verdadera aventura del hombre, a la manera del Quijote, es interior. No le pido nada la vida, sólo que se deje mirar (la frase es de Pavese), lo demás es que si tengo o no pan para el desayuno. Lo que busco son las mismas palabras que van y vienen, una conversación después de la cena, el cielo cerca, una razón para quedarme.

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